La Mano Cortada no es un paraíso, pero tiene
árboles sagrados… y serpientes. Mi casa, en definitiva, tiene un hermoso jardín
y no tiene ángeles de flamígeras espadas que por orden de un dios justiciero
nos expulse de nuestro Edén. Libertad sin pecado, Sabiduría sin caridad,
Belleza sin compasión. No está entre el Tigris y el Éufrates, pero vivimos
rodeados de dos ríos. Y aunque la Ciudad no tenga mar, nos refrescamos en el
cristal del lago. Y los días pasan sin Caínes ni Abeles, sin maldiciones
bíblicas, sin nada, pero con todo. He de hacer un esfuerzo de resumen para
contaros lo más importante de estos años, donde no faltan sobresaltos ni
belleza, donde la vida que quiero vivir, ya asumida, me ha situado
definitivamente, mi patria una alfombra ardiente, de las raíces de los árboles
al polvo de las estrellas.
Es un placer acostumbrarse a contemplar a mi
mujer sin embarazos, como casi siempre la había visto. Pero a los dos hijos
descansamos. Hermosa y rebelde, me gusta su modo maduro de mirar al mundo, todo
conflicto pasa por su balanza y sale con el peso de la calma, de que nada es
terrible y es deleite mirarse en su caleidoscopio y amarla sin fronteras ni
lindes, porque el Amor a su lado es vagabundo apátrida.
Salido de un mal sueño, es un placer seguir
asimilando a Luke, siempre a mi lado y sin manchas que oscurezcan su camino,
con dos verbos importantísimos: aprender y amar. La vida es una inseguridad
constante, y por eso siempre tememos al Vaticinio, esperando que pase por su
lado sin rozarlo. A veces lo hablamos y Luke responde que como todo mortal se
tendrá que ir un día. Sí, pero debe ver crecer a sus hijos.
Los dos hermanos se quieren mucho. Ya Paul
tiene tres años y medio y Kirsten dos y medio y juegan y corretean entre los
árboles y el río. Echan frecuentes carreras en las que constantemente gana
Paul. Kirsten se enfurruña un rato, pero siempre le da un beso al final a su
hermano y lo felicita. Creo que mi hijo tiene una mente más analítica y mi hija
es más poética. Nos sorprende a veces contándonos cuentos donde parece que los
personajes vagan sin rumbo y al final es una trama bien hilada. Desde que una
vez la llevamos al zoo, en Fairfields, sus protagonistas suelen ser patos –le
encantan los patos- que viven en ríos inmensos que no hallan el mar. Todavía
son muy jóvenes para que los enseñe a nadar. Ignoramos cómo ven el mundo
teniendo tres padres y entendiendo que los demás niños tienen dos. Algún día
sabrán la verdad. Entretanto vivimos temiendo que no la sepan asumir cuando la
conozcan. Lucy es solamente o nada menos
que mamá. Pero sus padres somos de momento papá Luke y papá Nike.
Con Miguel sólo fue una semana de conflicto,
pero pronto hicimos las paces con él y ahora es un compañero más, que se lo
piensa dos veces antes de decirnos algo a Luke o a mí o a cualquiera de
nosotros. John y él ya no discuten como antaño. Se tragan los celos y no
batallan por el dinero.
Dinero… A esas alturas ya tenía claro que el
dinero sólo era un veneno que emponzoñaba mi vida. Podía elegir vivir como ellos
o no, pero si era lo primero, sólo podía ser un montón de lodo que me separaba
de mis compañeros. He dormido cinco o seis veces en el RASH. Sin duda, tiene
excelentes trabajadores, pero no han sido educados en entendernos, con nuestras
necesidades de comunicación, ya sean cuentos chinos o auténticas penurias. Un
día fui con Luke, por cambiar nuestra rutina diaria, a donde había ido con
Bruce. Y volví a pasar por Washington Street y a contemplar Tomlison Hall. ¿A
quién pertenecería? Sin decirle nada a nadie, empecé a peregrinar al
ayuntamiento y supe que la mansión estaba en venta y que entretanto seguía
perteneciendo a Amelia Tomlison, con residencia en Evendale. Le había dicho a
mi primo Edmund que sería capaz de comprar otro Siddeley Priory y en verdad
tras entrevistarme con la señorita Tomlison –no le fue fácil recibir a un
mendigo ni convencerse de que yo era el señor Siddeley e iba en serio-, adquirí
la propiedad. Eso fue, Protch, lo que tu mujer adivinó. Quería un lugar más
digno para que durmieran los mendigos. El palacio ha necesitado pocas reformas,
pero ha estado dos años en obras, y se inauguró el pasado mes de agosto. Tenía
que ponerle un nombre y súbitamente caí en que Luke, en su cuento, se había
referido a mis compañeros como reyes de la tierra y por eso se llama Earthkings[1].
Estos años dediqué gran parte de mi fortuna para sus necesidades de
mantenimiento y personal cualificado. Me dicen que es un lugar digno, pero ni
Lucy, ni Luke ni yo hemos dormido en su interior. Sí lo han hecho Olivia y
Bruce. Y por supuesto la señora Oakes, que de mí lo sabe siempre todo, y que me
cuenta que es un placer dormir allí y que entiende que yo no vaya, me dice a
menudo guiñándome. También hablé de mi proyecto con John, que se ha deshecho ya
de lo que tenía con el albergue. Así que ahora Tomlison Hall es Earthkings y
sus propietarios somos John Richmonds y Nicholas Martin Siddeley. Hablando un
día con Vincent McFarlane, le propuse ser recepcionista con otros mendigos de
su confianza. Allí además tendría otro lugar donde dormir. Las puertas del
albergue nunca se cierran excepto, cosa improbable, si está completo. Posee 110
habitaciones, donde cada mendigo puede dormir individualmente. Yo me acerco por
allí los días pares y John los impares y estamos siempre al tanto de sus
necesidades.
Pronto puse mi confianza en Gerald Rivers,
que se ocupa de todos mis asuntos personales. Necesitaba en verdad que alguien
volviera a creer en él y me agradece la fe que le tengo depositada.
Pero no moriría aún el año 30 sin que tenga
cosas que contaros. El fin de año nos trajo un hecho luctuoso: la muerte de
Sheila Grant. Parece ser que fue una intoxicación o fruto de comer comida en
mal estado en el RASH. Desde entonces John y yo tenemos mucho cuidado con las
provisiones de Earthkings. Estos años los mendigos de la Sangre se han
reagrupado: Myra y Elliot duermen ya definitivamente allí, junto a los hermanos
Spence. Es más complejo decir si lo sigue haciendo Sue, a la que veo pasear por
las calles, pero evito hablar con ella. Su mente está cada vez más perdida
aunque hable ya menos de monarquías, más interesada en todo tipo de
chismorreos. Fui con la señora Oakes, con Lucy y con Luke al funeral de Sheila
Grant. Descansa en paz, compañera y ojalá encuentres limosna en las plazuelas
de la Sabiduría. Pero tras el funeral, mi querida compañera habló conmigo.
−“Sheila
se ha ido y yo me tendré que ir pronto –intenté protestar, pero no me sirvió de
nada-. Vince vivirá más pero está ya mayor y nunca se sabe. La “casa” pertenece
a todos los mendigos de la ciudad, pero tú y yo somos la primera y el último,
alfa y omega, y a estas alturas, Nike, se lo que estás haciendo con lo que era
tuyo, y créeme, ahora sé que vas a estar aquí todo el tiempo. Deberías ser uno
de los dueños de la casa de Henry Shaw.”
−“Madeleine
–volví a llamarla-, agradezco tu confianza en mí pero soy un mendigo inseguro.”
−“Te
falta confianza en ti mismo. Pero aquí está ya tu familia, te has deshecho de
todo. Un hombre que no lo tenga claro no lo haría.”
Tenía razón y en pocos días puse todo en
manos de Gerald Rivers, mi abogado. Earthkings se llevó gran parte de mi
fortuna, pero no toda, ¿qué hacer con lo que me quedaba? Lo supe un día
hablando con Luke.
−“Amor
mío –le dije-, sabes ya lo que estoy haciendo con mi dinero. Quiero ser como
vosotros y no tener nada, pero tenemos dos hijos y va a ser un dilema imposible
de resolver.”
−“Nike,
cuando Lucy y yo concebimos este proyecto, supusimos que aceptarías y que te
acabarías viendo en este dilema. Un padre que tenga dinero tiene derecho a
legárselo a sus hijos. Sólo quiero que dispongas el modo de que yo no pueda
tocarlo.”
−“Luke,
no tengas miedo: creo en ti.”
−“Ahora
sí, Nike. Pero yo estoy enamorado de un mendigo con dinero. Y no quiero ver
nunca en tus ojos la menor sombra de duda.”
−“Como
prefieras. Pero yo tampoco debo tener derecho a tocarlo. Cuando nuestros hijos
sean mayores, podrán sacar lo que les haga falta. Entretanto, ni tú ni yo,
Mendigo, pero podrá usarlo Lucy.”
Luke estuvo de acuerdo y Gerald se encargó
de todas las triquiñuelas legales necesarias para que todo quedara así
organizado. Nos costó más de lo previsto por algo muy simple en lo que no
caímos: a efectos legales el nombre de mi mujer es Lucy Prancitt. En Washington
Street había también un par de viviendas en venta. Y las compré para ponerlas a
nombre de Paul Prancitt-Rivers y Kirsten Prancitt-Rivers. Así fue como me
deshice de todo, pero la gran paradoja es que sigo trabajando y ganando dinero
y ahora soy propietario de dos viviendas en Washington Street, de Earthkings y
copropietario de “la casa”. Pero en los tres primeros lugares no duermo; en “la
casa” sí, pero allí no hay nada que poseer y me pertenece tanto como a Lucy, a
Luke o a Enoch.
El año 30 lo despediríamos también en casa
de James, pero la noche anterior a esa volvimos a tener la visita del
matrimonio Matts. Para Shirley fue una aventura peligrosa. Fue una noche de
mucho frío, pero sobre todo de mucho viento y aunque Nigel le pasó su chaqueta,
en su avanzado estado de gestación no debió haber estado allí esa noche. Estaba
hablando con la señora Oakes y vinieron hacia nosotros. Hablábamos de religión
y ella me aseguraba que nunca hablaría en contra de los dioses, sino de las
iglesias. A los pocos segundos intervino Nigel.
−“Shirley
y yo somos católicos, pero no pisamos los templos, tenemos nuestra propia
interpretación de Dios y creo que quizá eso me dé derecho a decirte –se lo veía
dubitativo-…”
−“Adelante,
Nigel” –le dije.
−“No
sé si puedo herir vuestra sensibilidad pues no sé hasta qué punto sois
creyentes.”
−“Nuestras
creencias, Nigel –dijo la señora Oakes-, son pocas y adecuadas para nosotros y
no tenemos ortodoxia. Habla sin temor.”
−“Verás,
Nike. Otra vez tiene que ver contigo o con tu Tres. Mira, cuando Luke te nombró
su proyecto en la cueva, descartó palabras como trío o triángulo. Puesto que
observo que nadie se va a escandalizar, déjame recordarte que si miras con
perspectiva religiosa, hay otra palabra para tres: trinidad. Que tú los
llamaste Pareja Sagrada y Lucy me ha dicho que vuestra familia entera lo es. O
sea que, en cierto sentido, representáis a la Sagrada Trinidad.”
−“No
me escandalizo de nada, pero quizá sea demasiado para nosotros. A ver, Nigel.”
−“Luke
es el padre. Se llama Luke Abram, y de Abrahán parten las tres grandes
religiones monoteístas. Se ve claramente que él es amor y en vez de ofrecer a
su hijo, se sacrifica él para que hayáis tenido otro. Lucy es la segunda
persona de la trinidad. Su otro marido la llama Hija de la Tierra, y sé que
para todos vosotros la Tierra es un hombre. No sé si ahora lo ves: ella es la
hija del hombre. ¿Ahora sí? Y al fin llegas tú, Nike. Si ellos son alfa, tú
eres omega –me sorprendió que también usara las palabras de la señora Oakes.
Ésta me guiñó-. Fuiste llamado Mendigo de los Espíritus. ¿Y qué quiere decir
santo? Por etimología sé que viene de Sanctus
y éste de sancire, sancionar,
consagrar. Pero ¿no es santo el que lo deja todo y sigue su propia fe? –me
preguntaba significativamente-. Por tanto tú eres el verdadero Espíritu Santo,
al menos de nuestra ciudad.”
−“Gracias,
Nigel. Eso es que verdaderamente me aprecias.”
−“Pero
también tenéis un lado pagano. Y no te asustes ahora. Pero la trinidad
diabólica de la que me habéis hablado no son sólo la compasión, la caridad y el
pecado. También la representáis. Mira, Luke y tú ya os habéis llamado el uno al
otro pobre diablo, que no es compasión. Es realmente motivado por lo que sí
conocéis el uno del otro. La compasión muere con la información. ¿Y Lucy? Para
empezar es hija de Venus, portadora de la luz. Pero recuerda que tras conocerla
y sentir a tu hijo en su barriga, Luke te pidió opinión y según me has contado,
usaste estas palabras: “Sé que nacerá bien: Lucy lo lleva”. Nike, ¿sabes cómo
se diría “Lucy lo lleva” en latín? Lucy fert.
Además es la Sabiduría, como él. Ahora lo ves: es la hija del hombre y
Lucifer. Por eso necesitáis su juicio sobre todas las cosas.”
−“Queda
algo que decir –habló ahora Shirley-, pero no sé si un poco traído por los
pelos. Jesucristo es una figura muy respetable y digna de admirarse. El
problema es lo que vino después: San Pablo y los cristianos. ¿No son Paul y
Kirsten? Pero no temáis. Ellos os continuarán, pero gracias a vuestra educación
serán la imagen y semejanza de sus padres.”
Estremecidos, pero también por el viento,
concluimos esa noche. Y despedimos el año cenando en casa de James, lo que se
ha convertido en costumbre.
El año 31 comenzaría con una sorpresa. Una
mañana en el bar Richard, mi “jefe”, vino hacia mí y me dijo:
−“Nike,
anoche Sarah me hizo recapacitar en una cosa
Quiero que invites a Gerald Rivers al bar mañana –y al mirarlo
asombrado, continuó-.. Quiero hablar con él. Y no te preocupes. Será para
bien.”
Ese mismo día me acerqué a casa del tío de
mi mujer a transmitirle la información. Si estaba sorprendido, se lo guardó. Al
día siguiente se vieron sobre las 10 y Richard me resumiría la conversación
después.
−“Hola,
Gerald.” –dijo Richard fríamente.
−“Hola,
Richard.” –respondió éste, más aterrado que impasible.
−“Sentémonos. Luke nos atenderá dentro de un
rato.”
−“Supongo
que me has llamado para maldecirme. Estás en tu derecho.”
−“Gerald,
mírame. Anoche estuve hablando con Sarah, mi mujer, y me ha hecho reflexionar.
Por lo que pasó, deberíamos civilizadamente, como hasta ahora, no volver a
hablarnos en la vida. Pero llevas honradamente los asuntos de mi amigo Nike, y
las circunstancias han cambiado. Una vez fuimos amigos. No creo que eso ya
tenga solución. Pero podemos hablarnos educadamente. Y deberíamos porque los
dos queremos a la misma gente. Hace tiempo me hablaste de tu hermana. La
conozco y la quiero. A Lucy, a Luke, a Nike, a todos ellos. Deberíamos hacer
las paces. Por ellos.”
−“Déjame
pedirte perdón, Richard.”
−“No,
no te voy a dejar que lo hagas, porque soy tan culpable como tú.”
−“Es
que te juzgué mal. Creí que eras un hombre ambicioso…”
−“Era
un hombre ambicioso. Darme cuenta al fin me ha hecho recapacitar, junto con las
palabras de mi mujer. Tú me incitaste, pero yo también tuve la culpa, por
aceptar. La vida me ha hecho ver después que hay cosas más importantes que la
ambición. Fíjate en Nike: es un hombre feliz.”
−“Y
ha hecho feliz a Lucy, a la que tanto quiero. Y estoy seguro de que ha
contribuido a la felicidad de mi hermana. Supongo que no volveremos a hablarnos,
pero no quiero que me pase lo mismo contigo. Hagamos las paces si lo deseas.”
−“Quiero
hacer algo más. No puedo pretender que la gente confíe en mí si no estoy
dispuesto a confiar en los demás. Deseo hacer testamento, y quiero ponerlo en
tus manos.”
−“¿Estás
seguro de eso, Richard?”
−“Completamente.
No lo era en mis tiempos, pero sé que ahora Donovan, Rivers y Calhoum es una
empresa honrada.”
−“Es
imposible agradecerte esta conversación. Me gustaría invitarte un día a mi
casa, sigo viviendo en Chamberlain
Street, y conocer un día a tu mujer y… ¿tienes hijos, Richard?”
−“Tengo
dos.” –Y la conversación derivó a temas familiares y no conozco el resto. Lo
importante es que Gerald y Richard ahora se hablan, como ya sabréis.
Y poco más que contaros hasta el 30 de
marzo, día también de nacimientos y despedidas. La última vez que vimos a
Shirley Matts fue el día 14. Después se quedó en casa y no vimos tampoco a
Nigel, quedando en que cuando naciera su criatura, saldría al balcón y nos
haría una seña. Si era Peter, levantaría un dedo de la mano izquierda, si era
Melissa, serían dos dedos de la mano derecha.
La noche del día 30 estábamos todos comiendo
con un magnífico espectáculo estrellado y no demasiado frío, cuando vi a Nigel
en el balcón levantando un dedo de la mano izquierda. Se lo veía contento, pero
algo hacía que su sonrisa fuera contenida.
−“Shirley
y Nigel han tenido a Peter.” –les dije a mis compañeros.
Pero habíamos quedado que cuando se
produjera el acontecimiento subiría uno e informaría a todos. Debía ser la
señora Oakes, pero Nigel me hizo gestos con la mano para que me acercara yo. Ni
siquiera tuve que llamar al timbre: me estaba aguardando.
−“Peter
está ahora con su madre. Pero tengo mucho miedo, Nike. Shirley está mal. Acabo
de llamar a un médico.”
Subí y realmente tuve pánico. Shirley se
hallaba entonces inconsciente. También conocí en ese momento a Peter Matts,
ignorante de todo, dormido entonces, tan hermoso… Le di la bienvenida a la
vida, tirándole un beso.
El doctor Savage llegó entonces y Shirley
despertó. La reconocía mientras Nigel temblaba.
−“Es
el fin, doctor, ¿verdad?” –preguntó ella entonces. Le costaba hablar, pero se
esforzaba.
−“Sigue
perdiendo mucha sangre, señora Matts. Debería ir al Philip Rage.” –dijo el
doctor.
−“Es
inútil ya. Déjeme despedirme de mi marido. Nigel, cariño, ponme un rato a Peter
en los brazos. Qué hermoso es. Se parece a ti.”
Él se derrumbaba, llorando torrentes.
−“No
llores más, Nigel. Todo tiene su fin. Nuestro hijo me continuará y no estarás
solo. Acuérdate de las palabras de Olivia. Si sobrevivió es por Lucy. Y yo he
sido muy feliz a tu lado, en cuerpo y en mente. Te quedará mi recuerdo en los
ojos de nuestro hijo y en los símbolos que nos han unido. Apóyate en Nike. Él
te dará consuelo. Te amo…..”
Y ya no pudo seguir. Expiró en ese momento.
Nigel sostuvo entonces a su hijo en sus brazos en una lluvia de desesperación.
Lo abracé y le dije mirando a Peter.
−“Nigel,
escúchame. Ahora tienes que llorar. No todo se puede ver siempre por el lado
positivo. Las personas que recomiendan hacerlo creen que la vida es un plano,
pero es más bien un poliedro y tiene muchas caras, y en este momento debes
limpiarte en la tristeza y resucitar.”
−“No
creo que pueda sobrevivir, Nike, sin ella mucho tiempo. Te agradezco tus
palabras, pero…”
−“Nigel,
mira a tu hijo. Te necesita. Además de las últimas palabras de tu mujer, Peter
soy yo. No sé qué ocurrió pero creo que mi madre murió en el parto. Pero
también hube de vivir sin padre. Creo que, en su dolor, no pudo más y se quitó
la vida. No dejes a Peter sin padre. Sumérgete en las lágrimas, porque no
podrás hacer otra cosa. Y un día podrás recordarla sin llorar y vivirás en lo
que ella te ha dejado: tu hijo y los símbolos.”
Me dio las gracias y me pidió que me quedara
allí esa noche. Casi no dormí pero lo acompañé. Y la noche siguiente dormimos
todos en su hogar, y durante un mes íbamos cada día un rato a hacerle compañía,
hasta que en mayo ya fue capaz de volver al trabajo con otras fuerzas, dejando
a Peter en manos de una niñera llamada Frida.
Acudimos todos al funeral el 1 de abril en
San Albano y fue la primera vez que entraba en el cementerio vecino, y lo hallé
un lugar de paz y tan próximo que le dije a Nigel que alguna vez me dejara
acompañarle a visitar su tumba. Ese día apenas podía hablar. Lloraba
insistentemente y un par de veces me abrazó desconsolado. Yo no sabía qué
decirle y mentalmente lloraba con él, mientras pensaba: “vas a la tercera vida,
Shirley, y en su tierra hallarás la paz y aunque ya la has tenido, te inundará,
y no será un vestido nuevo, la Sabiduría.”
A los pocos días vino a visitarnos
Anne-Marie. La nueva presidenta había conseguido colocar la Thuban Star entre
las empresas que más vendían en bolsa. Le había hablado ya de Nigel, pero fue
esa noche cuando se conocieron. Después de las condolencias, se quedó un rato
con nosotros. Nigel y ella se pusieron a charlar.
−“Nigel,
no sé si sabes que Nike, al que tanto quieres, me regaló una estrella, nada
menos que Vega, y cuando llega el verano me sorprendo buscándola y si estoy
agitada, consigue calmarme. Deberías darle una a tu hijo, y otra para Shirley.”
−“Aunque
John y Nike son los regaladores de estrellas, sé que ambos me entenderán si le
doy una a mi hijo. Es Aries y debe ser Hamal.”
Hamal, alfa
arietis, la estrella más brillante de la constelación de Aries, también
llamada Ras al-hamal, la cabeza del carnero, cabeza por la que surge el zodiaco
en el equinoccio de primavera. Así, Peter Matts, volverá a surgir brillante la
mente de tu padre, con el impulso de tu ariete.
−“Y
su madre debe estar junto a él. Podría regalarle la galaxia de Andrómeda, y
cada otoño al verla, me estremeceré, pero también está cerca la peculiar
estrella Alpheratz.”
Alpheratz es peculiar porque es una estrella
de dos constelaciones y es al mismo tiempo alfa
andromedae y delta pegasi, del
Pegaso y Andrómeda. Conocida también como Sirrah, el ombligo del caballo.
Shirley Matts, muy cerca siempre de tu hijo, y para Nigel también su vellocino
de oro.
Esa noche debió dormir más apaciguado.
Estaba encontrando calma en donde solía, las estrellas, los símbolos… Retomó su
trabajo en mayo, pero entretanto le éramos necesarios y no había una noche que
no se sentara a charlar con nosotros, con Peter en los brazos, a veces también
con Telemachus y Achilles.
−“Ahora
no, porque Peter me necesita, pero un día quizá me venga con vosotros –me llegó
a decir una noche-. Es un placer, Nike, que un día me robarais el Ford. Nada
pasa por casualidad.”
−“Nigel
–le respondí-, búscanos más símbolos. Sabes que los aceptamos bien y tu mente
descansará mejor por los asuntos que la han ocupado siempre.”
−“Antes
de la muerte de Shirley, ella y yo os buscábamos relación con la tierra y con
la luz, los cuatro mendigos de tierra y los, suponemos, cuatro mendigos de luz.
Pero siempre nos faltaba Bruce, y no puede ser el mendigo sin símbolos.”
−“Retómalo,
Nigel. Recuerda que Bruce vio la luz al final del túnel.”
−“Eso
podría valer. Gracias, Nike, pensaré en todo esto.”
Era una noche de mayo cuando lo vi llegar con
el rostro iluminado. Era un placer volver a contemplarlo así.
−“Ya
lo tengo, Nike. Al final Bruce es luz de la luz. Pero sígueme con paciencia. Al
principio Shirley y yo pensábamos que erais cuatro y cuatro, pero los ocho sois
de luz y de tierra. Mira, ella y yo llegamos a esto: Como tierra en griego se
dice: Γη γῆς, más o menos gue, gues, pensamos que a nuestro idioma
podría haber evolucionado a –ke, y tres de vosotros lo lleváis en el nombre: la
señora Oakes, Luke y tú. Y luego estaba por supuesto Lucy: nació en la tierra,
su marido Luke la llamó Hija de la Tierra y su marido Nike le dio este planeta.
Y los otros eran los mendigos de luz. Fue difícil encontrarlo en Olivia, pero
su nombre, está claro, viene de olivo, que produce aceite, del árabe al zait, y
este a su vez de la raíz zt o zai que significa tanto aceite de oliva como
iluminación. En Miguel está en parte de su apellido: Dawn= alba. John está
lleno de luz. Es el repartidor de estrellas y por muchas razones Luke lo llamó,
y ha sido para ti, el Mendigo Luminoso. Luego vimos que los mendigos de tierra
también lo erais de luz, y viceversa. La señora Oakes es la Dama de la
Penumbra, y no hará falta decirte que en la penumbra también hay luz. Los
nombres Lucy y Luke vienen del latín y quieren decir luminoso. Y tú y la señora
Oakes, una vez más, sois alfa y omega, pues ella tiene el planeta Marte. Pero
los planetas o las estrellas no nos valen, pues ambos tenéis de los dos. Pero
los nombres sí. Y tú eres Nicholas Martin. Y mira, Martin viene de Martinus y
significa de Marte. Ahora vamos con los mendigos de tierra. Olivia es, te
vuelvo a decir, olivo, que se nutre de tierra. No fue fácil encontrar la tierra
en Miguel y John, pero hablando con ellos, me he quedado con su lugar de
nacimiento. Miguel nació junto a las Puertas de Tierra, en Cádiz, y John en
Ciudad del Cabo, y ya sabemos que un cabo es una lengua de tierra que penetra
en el mar. Por aquí andábamos Shirley y yo hasta su muerte y no hallábamos
símbolo para Bruce, y eso no puede ser. Pero además de lo que me dijiste de que
había visto la luz, me puse a investigar el origen de su nombre. Viene de
Brushwood, maleza, que arraiga en la tierra como el olivo. El origen de su
apellido no me sirvió de nada. Pero mira Nike, en latín no se usaba mucho la y,
como indica su nombre, griega, así que decidí cambiarla por i latina. Y lo
escribí así: Sculli –me lo pintaría en el suelo-, y decidí hacer un anagrama y
entonces vi la luz, nunca mejor dicho. Se puede leer así: L lucis. Imagínate
que a la L le ponemos un punto: L. y ahora podemos sobreentender lo que
queramos, por ejemplo lux lucis= luz de la luz. Así ilumina el supuesto mendigo
sin símbolos.”
Era impresionante. Nigel resucitaba con
nosotros. Por primera vez para alguien del otro lado los mendigos no sólo
éramos amigos, sino imprescindibles, y de algún modo se convertiría también en
alguien de este lado.
Al llegar el verano, el del año 31 en verdad
sin disfraz, encontramos un nuevo placer. Dejábamos a Paul y Kirsten con su
abuela y Lucy, Luke y yo nadábamos en el lago. Me sorprendieron como expertos
nadadores y mi mujer, mi marido y yo nos sumergíamos a menudo en su cristal y
pasábamos las horas bañándonos desnudos en su agua calma, jugábamos, nos
lavábamos, brillábamos, reíamos. Nos mojábamos a veces de noche con el
Escorpión, resplandeciente, poniéndonos techo, pero sin mordernos. Y no
decaíamos por distinguir a veces, a lo lejos, un fuego fatuo desde San Albano.
En septiembre, Miguel y John se fueron al
país del primero, y regresaron en octubre. En la hoguera se veía a John
embelesado.
−“No fuimos el
año pasado porque Brenda contrajo matrimonio con Luis Romero, jefe de obra, y
este año ella está de vacaciones en septiembre. No es la señora Romero. En el
país de Miguel, ella sigue siendo Brenda Dolores McDawn Tébar. Es realmente hermosa, pero al conocerla he
perdido los celos. Miguel la quiere, claro, es su prima, pero ahora sé que su
verdadero amor soy yo. En cuanto a Cádiz, se me ha quedado en la retina para
siempre, con su luz y sus vientos, las Puertas de Tierra, donde Brenda vive
también, la catedral, los barrios de la Viña, de Santa María, y nuestro rincón
especial, donde íbamos a nadar todos los días, la playa de la Caleta. A
Hazington le falta el mar, pero si lo tuviera sería también el mismo Atlántico
y ese aire parece llegar hasta aquí y lo sigo respirando.”
−“Pero para la
segunda quincena, Brenda nos recomendó, viajar un poco más por su país y
conocer, muy cerca, Granada, donde me aguardaba una gran sorpresa. Fuimos a
ver, por supuesto, la Alhambra, y fuimos dos veces. El segundo día subíamos la
cuesta de Gomérez. Trepando despacio, gozando de la luz y el agua de este
monumento nazarí, vi como bajaba un hombre negro, pero al acercarse mi corazón
dio un vuelco: era Mthandeni. Todavía lloro al recordarlo.”
−“John.” –me
reconoció enseguida.
−“Mthandeni.”
–lo abracé estremecido, al tiempo que parte del agua que bajaba por la cuesta
de Gomérez debió quedarse en mis ojos.
−“No me dio
tiempo a explicarte nada, pero gracias a Dios no me voy a morir sin volver a
verte. Éste es Miguel, mi pareja; y ésta su prima Brenda Dolores”
−“Leí
tu carta, John. Y me quedé desolado. Sabes que en Maseru tenía un primo, que me
consoló, pero nunca te he echado la culpa. Sé que tu tío Harold te apartó de
mí. Después ese mismo primo me habló de emigrar a este país y nos vinimos a
Granada, donde tenía amigos. Los primeros días sobreviví como mendigo, mas no
tardé en hallar trabajo. Soy camarero en el Paseo de los Tristes, aquí al lado.
Vengo de ver a mi primo, que vende souvenirs en las tiendas frente a la
Alhambra. ¿Y tú? Qué alegría verte otra vez.”
−“Lo
mismo digo, querido Mthandeni. He estado todos estos años en otro país, donde
vivo ahora. Estoy sólo de paso. Trabajé en una compañía dedicada al acero hasta
que un día de enero conocí a Miguel. Ahora soy mendigo. ¿Tienes pareja?”
−“Hoy
no trabajo, John. Pero si tu pareja no se encela puedo llevarte a mi bar y os
invito a lo que queráis y allí te lo cuento.”
Era impresionante el repiqueteo del agua
bajando la cuesta de Gomérez. John oía su estruendo: Miguel asentía risueño;
inhalaba aromas más embarrados, más bellos. Respiraba impertérrito la luz
oscura; Mthandeni alegrábase. Resultaba impresionante notar el irrigado suelo.
Alhambra, belleza, esplendor, luz Viendo
ese legado extraordinario, zozobraban recuerdos. Aquellos muros inspiraban
remembranzas épicas, zaherían miradas incrédulas. Sentíanse asombrados,
boquiabiertos. Un espectáculo, luna o sol, de paz.
−“Me
alegro de que volváis a veros, John.” –dijo Miguel sin celos ya en el mismo
Paseo de los Tristes.
−“Mi
vida amorosa no ha sido fácil. Me llevó años olvidarte. Ahora no tengo a nadie,
pero me ha pasado cinco años con un hombre llamado Amadeo…”
Siguieron hablando media hora más y se
vieron todos los días hasta el 6 de octubre, que regresaron a Cádiz, y el 15 a nuestro país.
−“Lo
vi muchas veces más, quedando con él allí, en el Paseo de los Tristes
–suspiraba John-. Fue amarga la despedida. Pero Miguel a un costado, Mthandeni
al otro; la Alhambra a mi derecha, el barrio del Albaicín a mi izquierda, el
río Darro besándonos el alma a nuestros pies. Ay, una parte de mí quedará por siempre
allí. Paseo de los Tristes, nombre irónico, el lugar más bello del mundo.”
–concluyó.
En noviembre Samuel quiso saldar con
nosotros una vieja deuda y me convenció para que un día fuéramos a comer todos
a The Golden Eagle.
−“Pero
también quiero que venga Lucy, así que al final, si todos aceptáis, seremos
cuatro.”
Era un sábado de finales de mes. Fue una
comida en la que compartimos recuerdos y Samuel nos habló delicadamente de
todos nosotros y de nuestros compañeros ausentes con cariño y respeto. También
nos convenció para conocer su casa en Martin Luther Avenue, al sur de Evendale
y quizá conocer a su mujer.
Y a finales de año fuimos los tres a conocer
su casa, amplia, cómoda y moderna, un primer piso bien iluminado en una avenida
próspera.
Estos años hemos dormido incluso en casa de
Nigel, de Gerald o de Richard, pero no en la de Samuel, por Susan Weissmann,
quien más o menos tolera que su marido tenga mendigos empleados en su empresa y
hasta que se haya hecho amigo de ellos, pero no comprende que venga a
visitarnos. Y al hablarles de nuestra familia, aunque le dijimos claramente que
nuestros hijos no dormían en la calle, no pudo evitar referirse a ellos con un
“pobrecitos”. Y es evidente la compasión en sus palabras y cierta incomprensión.
Nos estuvo hablando de sus hijos.
−“Mi
hijo Samuel estaba ya casado antes de venirnos a este país. Él y Joyce, su
mujer, poseen una joyería aquí mismo en Martin Luther Avenue. Susan se va a
casar con Rudy Kent, que tiene una inmobiliaria. Se quedará en casa cuidando a
sus hijos cuando los tenga, pero lo que yo digo, es un buen futuro para una
mujer y con Rudy tiene su porvenir asegurado. Más trabajo nos está costando que
siente la cabeza Joan. Después de estudiar economía, lleva varios años sin
asentarse haciendo cursos en el extranjero. Y ni siquiera tiene novio, a su
edad.”
Se veía bien que para Susan Weissmann esto
último era casi un pecado. Pero Joan ha salido a Samuel y es inquieta y
aventurera. Lo sé porque la conozco. Ya empezando el año 32, su padre consiguió
que comenzara a trabajar en la Thuban Star. Y en un año, Anne-Marie, realmente
agradecida a Samuel, la ha convertido en adjunta a la presidencia y es su mano
derecha. Habla con frecuencia con los camareros, amable, sonriente y educada y Richard,
Luke y yo la queremos mucho.
A finales de enero tuvimos una visita
inesperada. Vuestros sobrinos debían estar inquietos y se ve que convencieron a
su madre para dar un paseo a donde estaba su amigo Nick, que recordad es como
me llama Armand. Él venía andando y Crystelle en brazos de su madre. Sarah nos
saludó a todos afectuosamente, sobre todo a los que aún no conocía, y se sentó
un rato en la hoguera. Armand me quiere mucho y estuvo un tiempo charlando
conmigo, pero enseguida se fue a jugar con Paul. Corretean por ahí y en una
ocasión tuvimos que ir a buscarlos al Puente del Meandro, donde se hallaban un
rato descansando y conversando en su idioma infantil. Desde entonces les hemos
dicho que jueguen donde podamos verlos. Crystelle hace buenas migas con Kirsten
y suelen buscar tesoros en los árboles, pero al no encontrarlos no se sienten
defraudadas. Ahora vienen con frecuencia y Paul, Kirsten, Armand, Crystelle y
Peter Matts son muy buenos amigos.
La hoguera iluminó la cara de Sarah y se le
veía belleza y plenitud. Contó a todos cómo había conocido a Lucy, a Luke y a
mí.
−“En
algunas ocasiones los tres me han dicho incluso frases valiosas que uso en mi
asociación. Frases sobre la belleza de la vida y la libertad que en ocasiones
han ayudado, y mucho, a seres humanos a dejar las drogas. En cualquier
situación se puede ser feliz. Luke, por ejemplo, me dijo un día que lo
importante de mens sana in corpore sano era
no descuidar la mente, porque si el cuerpo falla, seguimos estando vivos y
siendo nosotros gracias a la mens. Me
han hablado de los ocho y realmente quiero conoceros.”
Y en verdad nos conoce a todos y viene desde
entonces a menudo a vernos, sola o con Richard. Le tiene especial cariño a
Bruce y suelen dialogar cómodamente sentados en el umbral de su tienda. Bruce…
más o menos desde entonces viene a veros, pero no os ha dicho que conoce a
vuestra familia, como Armand o Crystelle no deben haberos hablado de su amistad
con Paul, y si lo ha hecho no habrá tenido importancia. Y se llevan especialmente
bien con James. También por el niño he sabido cosas de vosotros estos
años. Estos años… ¿qué ha sido, por
ejemplo, de los Proscritos? –empecé a contarles tras asegurarme que cualquier
cosa que yo les contara les interesaba y no estaban cansados.
Todo empezó una tarde que estábamos en casa
de Gerald. No sé cómo fue surgiendo la conversación, pero le hablamos de
nuestros vecinos y de repente, sin que le hubiéramos mencionado nombres, nos
dijo.
−“Allí
vive Katie Chamberlain, ¿no?”
−“¿La
conoces?” –pregunté.
−“Katie
Chamberlain es el amor de mi vida. Estuve profundamente enamorado de ella. Todo
comenzó en un bar. Se le cayó algo del bolso y se lo devolví. Nos presentamos y
al oír su apellido, le dije que yo vivía en su calle, y me dijo que la calle se
llama así por su familia. Hablamos y estuvimos emparejados cinco años. No se le
nota, pero tiene una gran necesidad de alcohol y alguna que otra hierba. En
aquellos años no estaba en la calle. El hermano de su madre se llama Maxwell
Conrad, comisario de policía, no sé si lo conocéis.”
−“Sí
–dijo Luke-. Maxwell Conrad detuvo a Sebastian Fraser, entonces líder de los
calvos.”
−“Su
tío la lió para que se convirtiera en confidente de la policía a cambio de
absenta y marihuana –deduje, y luego comprobé, que a ella se la compra Miguel-,
y tened cuidado con ella, porque todavía lo es. Nuestra historia de amor acabó
bruscamente. Fue cuando hice aquella tontería con las herencias. Ella lo sabía
y ahora tengo la certeza de que me denunció. Vino a visitarme un día a la
cárcel y la despedí con cajas destempladas. Andaos con cuidado.”
Sospeché entonces que de ahí venía la vieja
enemistad entre Olivia y Katie, no sabía si por haber sido novia de su hermano
o por haberlo denunciado. Pero hablando un día con ella me confirmó que por lo
segundo. No se hablaba con él, pero que nadie le hiciera daño. Querida Olivia.
Absenta. Todos la probaron, pero sólo Vera
quedó enganchada y eran frecuentes sus alucinaciones. Empezó viendo hormigas
por todas partes y un día que celebrábamos el cumpleaños de Bruce –todos
juntos, como es habitual en nuestros cumpleaños- dio un grito y dijo que había
visto una serpiente en el Puente del Molino. Era improbable, pero no imposible,
habida cuenta de que una vez existió un basilisco que me mordió, y nos pusimos
todos a buscarla. No había nada, claro está. Comprendimos que deliraba cuando
empezó a ver caras en el mismo puente o en las montañas lejanas. Pero al día
siguiente se le pasaba y hablaba conmigo. Vera… siempre lúcida y vital en las frecuentes
conversaciones que sosteníamos. Tenía buenas piernas y a menudo me la he
encontrado en lugares remotos. En esos días hablaba entonces de boda con Enoch,
pues no podían vivir el uno sin la otra y me contaba cosas.
−“No
sé si formar una nueva familia, Nike –me decía a menudo-. Tengo claro que me
ama, al revés que el padre de mi hijo. Pero no quiero que me vaya mal. Vivir
con él sin casarme es una felicidad completa. No sé después. Pues no volvería a
tener un hijo.”
Pero el pasado verano tuvimos un nuevo
sobresalto, afortunadamente sin consecuencias. Loraine hablaba mucho conmigo y
realmente me apreciaba y saber que estoy enamorado de Luke le hizo confiar en
mí y me hablaba a menudo del amor que sentía por Evelyn, que se acabó
convirtiendo en obsesión. Mas de repente un día intentó cortarse las venas. Fue
trasladada al hospital, y fuimos todos, tanto los Proscritos como los manos cortadas. Afortunadamente todo
salió bien y a ella no le pasó nada. Evelyn me decía con dulzura que entrara yo
primero en su habitación y la tranquilizara. Cuando nos vimos, le dije.
−“Confía
en Evelyn, Loraine. Ella te quiere de verdad. No ha parado de llorar. Creo que
sabe de sobra lo que sientes, y siempre va a estar a tu lado.”
−“Tengo
tanto miedo, Nike.”
Pero ésta entró a continuación y algo sé de
lo que hablaron. Evelyn la abrazó con fuerza y la besó.
−“Te
quiero mucho, cariño. Hace años que lo sé, aunque no me hayas dicho nada. Pero
fíjate si ha importado. Vuelve a la vida, Loraine. Quiero volver a recorrer las
calles a tu lado y mira –y le dio un beso en la boca-: incluso estoy dispuesta
a intentarlo contigo. Sabes que los hombres sólo me han dado disgustos y tú
eres todo dulzura.”
A Evelyn le siguen gustando los hombres y no
sé entonces cómo ha sido posible, pero ahora son pareja y no sólo compañeras en
la calle.
El verano pasado tuvo lugar la inauguración
de Earthkings, pero hubo alguna cosa más que reseñar. Una tarde de julio me
sorprendí viendo dos siluetas conocidas subiendo la loma. Eran Edmund y
Virginia Siddeley. Fui inmediatamente a recibirlos.
−“Edmund.”
–exclamé.
−“Hola,
Nike. Nos ha costado encontrarte. Nadie parece conocer el arrabal de la mano
cortada, hasta que decidimos preguntar a los mendigos. Pero tampoco respondían.
Pasé a preguntarles si conocían a un tal Nike. Pareces tener buena reputación.
Así que es aquí donde vives.”
−“Ven,
voy a presentarte a mi familia y mis compañeros –y al conocer a mis hijos,
inmediatamente añadí-. No duermen aquí.”
Virginia enseguida empezó a jugar con
ellos, mientras Edmund me decía que le costaba verme allí, pero que era mi
vida. Saludó afectuosamente a todos y se sentaron donde pudieron. Habían venido
un fin de semana a asegurarse de que yo no me hubiera arrepentido de dejar algo
de lo que dejé. Se alojaban en el hotel Millbridge, en Alder Street, y sonreí.
Lo conocía bien. Lo habían construido en lo que antaño fuera la discoteca Baphomet, donde comenzó mi historia.
Pasaron todo el fin de semana en ese hotel y estaban con nosotros cada hora que
no estábamos en la calle. Fue una agradable visita, pero una vez asegurados de
que yo no quería recuperar nada, se despidieron besándonos a todos, con quienes
habían hecho buenas migas. Y prometen volver cada año. Querido Edmund, el mejor
de los Siddeley de Gloucestershire.
Todavía ignoro de dónde partió la denuncia,
si no sería también obra de Katie Chamberlain,
pero no sé si recordáis a Marilyn Mart, recepcionista en el RASH. Fue en
realidad que alguien la vio quedándose con parte del dinero de la caja y fue
detenida como ladrona. Pero en el interrogatorio se derrumbó y se han sabido
muchas cosas. Marilyn es prima de Dominic Charlton y desde pequeña aprendió con
él los credos del odio. No llegó a hacerse una bonehead, pero se colocó en el albergue y embelesaba a los mendigos
con su supuesta simpatía. Se conformaba con alguna emboscada, con pequeños
hurtos, nimios ataques, pero siempre sabía por dónde nos movíamos. Pero se me
ponen los pelos de punta al recordar que lo que verdaderamente planeaba, al
saber de nuestros arrabales, de la Seductora a la Mano Cortada, era provocar un
incendio en alguna zona del este, rodeada de árboles. Pero gracias a Dios ahora
está en la cárcel y en el RASH se tiene más cuidado con quien se contrata.
En septiembre falleció Emil West, a quien
conocí en mi primer día en la calle. Alguna vez llegué a hablar con él, pero su
mente era siempre una esponja empapada en alcohol. Al final su hígado no pudo
con más y los médicos no pudieron hacer nada por él. Siempre que muere un
mendigo, voy a su funeral, y así entré también por primera vez en el cementerio
del oeste, en Martin Luther Avenue.
Os estoy llenando la cabeza de nombres. Pero
no es necesario que los retengáis todos. Porque aún quiero daros unas
pinceladas de mi vida, que compañías frecuento, por dónde me muevo.
Para empezar algunos mendigos consiguen
dejar la calle. No sé si recuerdas, Protch, que una vez te hablé de Youssouf,
el primer mendigo negro que vi en la ciudad. Nunca volvió a Bamako. Consiguió
empleo de camarero en el Philip Rage, y le va tan bien que incluso ha
conseguido traerse a su hermano Abdel. Trabaja como yo y es una de las ironías
de mi vida, un alcohólico sirviendo copas. Ojalá llegue un día en que pueda
considerarme exalcohólico. O Natalie Atkinson, que se fue con unos familiares a
Estados Unidos, donde me cuentan que consiguió empleo en una gasolinera. O Leah
Johnson, cocinera ahora en algún lugar de Churchway. O Mordecai Alfarras, judío
de extraños orígenes, que vaya usted a saber cómo, puso una tienda de
fotografías en Damascus Road.
Melvyn y Rhoda Trelawney siguen caminando
las calles, pero ella está cada día más débil. Le debe quedar poco tiempo. No
me gusta la expresión “sin techo” por eufemística y además falsa. Muchos
mendigos tienen un hogar. Comparten aceras con nosotros porque tienen
necesidad. Es el caso de Alf y Gary Lane, padre e hijo, el primero ludópata, el
segundo alcohólico y bastante arisco. Piden a nuestro lado y luego van a dormir
a su hogar en Temple Road. O el matrimonio que forman Elijah y Zoe Sykes,
grandes timadores. Se ganan la vida así. Tienen una tienda en Northchapel donde
venden de todo, pero también lo que ellos llaman obras de arte, y son en
realidad exquisitas falsificaciones. Bruce me contó que incluso vosotros habéis
caído en uno de sus timos más repetidos. Les va tan bien que tienen incluso
algún coche de lujo. A veces se los ve por la ciudad empujándolo con la excusa
de que se ha quedado sin gasolina y la gente les da dinero, no sospechando que
sea un timo con ese lujoso coche. O Meredith Battle, a quien llamamos Merry,
pues él suele decir que tiene la estatura de un hobbit, que consiguió trabajo
de taquillero y vive en Alder Street.
Pero hay muchos que efectivamente no tienen
hogar. Pero me son muy queridos. Es un placer ver que ahora incluso conversan
amablemente Luke y Walter Venture, la única víctima en realidad del antiguo
calvo. Y acostumbrado a perdonar, se lo ve a menudo en compañía del italiano
Diego Rizzo, antiguo compañero de colegio que le hacía la vida imposible. Ahora
en la Colina de los Caballeros vuelve a haber mendigos. Allí están Herman
Grover, antiguo cantante arruinado, que de tanto en tanto nos deleita con algún
remoto ritmo de jazz. La zona de Castlebridge sigue siendo peligrosa, pero los
mendigos del Arrabal de la Seductora parecen estar más a salvo. Allí sobreviven
como pueden Eddie Jupe, Lenny Clayton y su hermana Sammy. Son los únicos fijos
y se ganan la vida pidiendo a las puertas del gran hospital. Por la Alameda de
Umbra Terrae se ve las siluetas de la anciana Caroline Huddleston y su amiga
Abigail Forrester, que nunca se rinden y no dan un día por perdido si no
consiguen varios dains.
Y luego están los que yo llamo mendigos
oscuros. Se los puede ver en cualquier portal, durmiendo entre cartones y el
alma se encoge. Pasan los días alcoholizados y de noche desdeñan el frío.
Diana, Nancy, Ajay, Ethan, Harry, Kevin, que los días os sean fructíferos y las
noches plenas soñando con tabernas templadas. Entre ellos está también Karl
Lowitz, que debe ser algo sádico y de vez en cuando te cuenta verdaderas
historias de terror, hechos acaecidos supuestamente a esta otra parte de la
ciudad, los mendigos, hasta que compruebas que los que nombra en sus historias
se encuentran bien.
Pero apenas os he hablado de mi cuñado
James. Después de un año de mucho esfuerzo, consiguió dejar al fin la
carpintería y logró una plaza en el instituto Via Láctea, ¿quién lo diría?, en Riverside Avenue, enseñando
geografía. Allí estuvo un año tranquilamente, pero algo le inquietaba. Me lo
comentaría el verano pasado.
−“Hace
tiempo que tengo un proyecto, Nike. Unos amigos se han marchado a San Pedro
Nonualco, en El Salvador. Están allí de cooperantes, construyendo casas y me gustaría
pedir una excedencia y marcharme unos meses.”
−“Sé
lo que te preocupa, James, nosotros y tus sobrinos. Pero márchate cuando
quieras. Recuerda que tenemos llave de tu casa. Estarán siempre protegidos.”
En septiembre al fin se fue y su primera
experiencia de cooperante ha sido plena. Allí conoció además a Rosa de Lima
Yucuaiquín, incansable y guerrera, que nunca se conforma con la situación de
pobreza de su país y batalla para transformar las condiciones. James regresó
casado con ella. No nos han dado sobrinos de momento, pero es un placer que sea
mi concuñada y hablar y conocerla. Mi familia, como veis, no para de crecer.
En su ausencia, en este invierno que se
resiste a morir, no demasiado frío pero extremadamente húmedo y lluvioso, mis
hijos han dormido en casa de James, de Nigel, de Gerald, de Richard e incluso
de Anne-Marie. Pero una noche de enero, inesperadamente cálida y seca,
decidimos no molestar a nadie y que Paul y Kirsten durmieran en mi antigua
tienda. Estábamos cenando escasamente, pues hemos tenido una mala racha y
apenas comemos, pero siempre están bien alimentados mis hijos, y con tanta
lluvia nos es difícil conseguir renovar el vestuario. Inesperadamente cruzó
Millers’ Lane una figura conocida. Era William Rage, al que no puedo dejar de
nombrar. Quizá tuviera un nuevo romance por allí. El caso es que nos vio y ni a
Luke ni a mí ha conseguido lógicamente olvidarnos. Al ver un campamento de
mendigos con dos niños allí, subió la colina y amenazó con denunciarnos. Le
dijimos que no dormían en el Arrabal y educadamente le explicamos que teníamos
un cuñado con casa. Pero no sé si nos ha creído o si la amenaza puede llevarse
a cabo. ¿Qué hacer? Son dueños de dos casas en Washington Street, pero en estos
momentos están aún en obras y su madre saca dinero con frecuencia para
amueblarlas. Podríamos llevarlos a Earthkings, pero sería igual: ¿dos niños en
un albergue de mendigos? Entretanto pueden dormir en las casas que te he dicho,
o en casa de James como último recurso, pero ha regresado casado y Rosa de Lima
y James deben vivir su vida sin que los molestemos. Me he llegado a plantear
incluso dejar la calle e instalarnos todos en Washington Street, pero ¿y mis
compañeros? Estoy en un dilema: o dejo la calle o pierdo a mis hijos.
El domingo 13 de febrero fue desolador. No
hallaré palabras para describirte mi pesar. La quería tanto… Pero sigo dándole
vueltas a la cabeza y no consigo explicármelo. Según me cuentan, la tarde del
sábado había bebido absenta. Era buena caminante y sé por ella que alguna vez
se aventuraba hasta el puente Rage. Debió de tener una alucinación. Tan joven,
tan bella, tan llena de vida, muchas veces la he conocido feliz. Nunca sabré si
fue un suicidio. Algunos me han contado que antes de caer del puente gritó:
Johnny, y quizá se lanzara por el parapeto a rescatarlo. No lo sé. Lo único
cierto es que no te veré más, querida Vera Lloyd, soportal de los Proscritos,
dulce princesa que nos ha suavizado la vida a los manos cortadas, tierna luminaria que dejará sin su luz al Puente
del Molino. Te hemos perdido, Vera. Cuando te reúnas al fin con tu hijo, no nos
olvides, pues los que aquí seguimos nunca te olvidaremos.
En esta encrucijada de nuevos dolores me
hallaba cuando a la noche te reencontré, Protch, llorando en Rivers’ Meet. El
lunes me levanté con el lubricán y decidí venir a verte. Y en el camino me
encontré con su compañero y antiguo novio Vince. Nos paramos a hablar y le
pregunté entre otras cosas cómo estaba Enoch.
−“Está
desolado, Nike. Apenas come, no duerme y piensa en marcharse para siempre de
este mundo. Es muy llamativo en él que ni siquiera siente deseos de hacer
fotos. Mi viejo amigo Enoch, no sé cómo calmarlo.”
Estos días que he venido a veros, ahora me
doy cuenta de que desde que empecé a contarte la historia de mis compañeros
hasta esta hora sí que han sido once días, número mágico para nosotros el once,
mis compañeros saben a dónde vengo, y he tenido ocasión de hablar con Enoch.
−“La
hemos perdido todos, Enoch. Pero tus compañeros son razones para vivir. En
cualquier lugar de la Ciudad, si me hablan de ti, lo hacen para bien. Te
conocen todos, hablas a menudo con ellos y los mendigos somos tu familia. Por
eso he pensado, puesto que te necesitan, y ya sabes que soy, digamos, uno de
los dueños de Earthkings, que trabajes allí con Vince. Si tú estás allí, sé que
siempre estarán bien atendidos y queridos. Y vuelve a hacer fotos, Enoch.
Quiero ver tus nuevos álbumes de Earthkings.”
Estos días, en definitiva, estoy en un
camino oscuro, sin saber de nuevo qué hacer con mi vida, por mis hijos, pero
viendo de nuevo los rostros, estrellas de verano, de mis amigos, el matrimonio
Protch.
−Así
que aquí estamos al fin, queridos Maudie y Protch. Cuando hace once días vine a
Deanforest, sólo pretendía veros, pero tu mujer no estaba. He tenido la suerte
de verla después. En mi primera conversación contigo, tu mente me fue
sugiriendo que te contara mi historia y la de mis compañeros, lo que me daba
una excusa perfecta para seguir viéndoos. Todos necesitamos en ocasiones un
contador de historias que ponga su alma en el relato, pues lo mismo que a mí me
ayudó oír un día mi vida en forma de cuento en una vieja cueva, a ti podría
ayudarte saber de estos años. Sólo al acabar el primer día se me ocurrió
pediros algo. Pero recuerda Protch que usé estas palabras: “Al final de mi
historia, y sólo si esta te conmueve, te haré una petición.” Dime la verdad,
Protch, ¿te ha conmovido?
−Quizá
nuestras lágrimas inevitables –me dijo Protch- te sirvan como respuesta.
Querido Nike, permítenos por favor
acompañarte el resto del camino. Mañana mismo tendrás ocho llaves y tus
hijos podrán dormir aquí. Ya siempre serás inevitablemente para nosotros el
amigo Nike.
−Herbert
–y pronuncié su nombre al fin. En ese momento lloró un verdadero diluvio-,
Deanforest es vuestro, yo nunca os lo voy a quitar. Tenía que ganarme vuestro
respeto y he ido viendo que ahora cuento con vuestra amistad. Igual deliro,
pero creo que los ojos de vuestra estatua Júpiter han ido cambiando y ahora me
miran con aprecio. Pero la petición que quiero haceros no es dormir en
Deanforest. He ido viendo que la casa es demasiado grande para vosotros, que
tenéis la necesidad de conocer a mis hijos y de ser, si no habéis podido nunca
convertiros en padres, para ellos verdaderos abuelos. En fin, la petición que
quiero haceros es que me cedáis temporalmente el palacete. Allí viviríamos sin
molestaros. Los tres padres nos haríamos cargo de todo. Limpiaríamos y nos
ocuparíamos de obras, comida o lo que sea necesario y sus abuelos Protch pueden
entrar cuando quieran a verlos. Sería algo parecido a tener una propiedad y las
amenazas de William Rage no tendrán poder.
−Querido
Nike –me dijo Maudie- batallaremos para que siempre tengas el palacete a tu
nombre y legalmente ese hijo de puta no podrá hacerte daño. Y Herbert y yo
tendremos un final de vida realmente fecundo contigo, tu mujer, tu marido, tus
hijos y tus compañeros. Esta misma noche pueden dormir aquí, pero mañana mismo
tendrás ocho copias. Mi marido y yo hemos hablado y queremos conocerlos a
todos.
−Bendito
seas, Nike. Nadie te va a quitar la calle ni te va a quitar a tus hijos. Ven
aquí y abrázame, por favor.
−Herbert
–le dije realmente conmovido. En aquel momento llorábamos los tres a mares. Nos
abrazamos con pasión. Nunca me han dado un abrazo así, con tanta fuerza, tan
cálido y sincero, un abrazo que realmente sirvió para solidificar una amistad
estremecedora con unos amigos para siempre luminosos en mi corazón.
−“Así
terminé de contarle mi historia a los Protch.
Pero lo sabes todo ya perfectamente.”
La hoguera moría. La luna estaba nueva en
Leo. Brillaban los últimos rescoldos.
−“No
sé si te has dado cuenta de que al final tu relato en estas hogueras también
ha durado once días.”
−“Sí,
me he dado cuenta. Pero la historia debe seguir. Lo que ha pasado estos últimos
años y lo que pase después es algo que necesita que alguien se atreva a
contarlo”, me alentaba Nike. “Ahora confío el devenir de nuestras vidas a ti.
Tú nos debes continuar.”
Paul ya tiene tres años y medio, uno menos Kristen y crecen bien y felices. Nike sigue fijándose en Tomlison Hall y la compra tras hablar con su dueña. Lo convierte en un lugar para que duerman los mendigos con mejores condiciones que el Rash, y lo llama Earthkings. Propiedad de él y de John, consta de 110 habitaciones individuales. Convierte a Gerard en su abogado. El dinero que le queda se lo legará a sus hijos para que lo usen cuando sean mayores. También les comprará una vivienda a los dos niños.
ResponderEliminarMuere Sheila Grant y tras el funeral, la Sra Oakes le dice a Nike que ella pronto se irá y que Nike debe ser uno de los propietarios de la Casa de Henry Shaw.
Una noche que los visita Nigel y su esposa, éste les dice al Tres que en cierto modo representan a la Sagrada Trinidad y hace una serie de relaciones sorprendentes…
A principios del año 31, Richard le dice a Nike que quiere hablar con Gerard. Richard le dice al tío de Lucy que deberían hacer las paces porque quieren a la misma gente: a los ocho. Además, quiere hacer testamento y desea que Gerard le lleve el papeleo.
Hacia Marzo, Shirley y Nigel serán padres de un niño, Peter. Pero Shirley morirá poco después del parto. Ante el dolor de Nigel, Nike le recuerda que su madre también murió en el parto pero también tuvo que vivir sin padre porque éste se suicidó. Nigel se irá recuperando poco a poco.
Se cuentan muchas cosas de esos años, por ejemplo el encuentro en Granada de John con Mthandeni, que trabaja de camarero. Miguel, cada vez menos celoso, acepta ir con John al bar donde trabaja Mthandeni.
Frecuentes visitas de Sarah con sus hijos al campamento. También una tarde, Gerard les confiesa que la mendiga Katie Chamberlain, de los Proscritos, fue el amor de su vida y probablemente quien lo denunció a la policía –su tío era policía y en parte fue culpable de meterla en el mundo de las drogas. También se habla del amor Loraine-Evelyn y el intento de suicidio de Loraine; la visita de Edmund y Virginia Sidderley al Arrabal; los sucesos acaecidos con otros mendigos de la ciudad; los proyectos de James -que se va a El Salvador de cooperante y vuelve casado con Rosa; las amenazas de William Rage a Luke y Nike a cuenta de los niños (esto es lo que más preocupa a Nike), la muerte de Vera Lloyd, etc.
Tras once días, Nike ha logrado conmover a los Potch y la petición que quería hacerles es que le cedan el palacete para vivir allí los cinco y evitar que William Rage haga por quitarles a sus hijos. Los Protch, emocionados, acceden sin problema alguno.
Al final del capítulo, Nike le cuenta a alguien ante una hoguera lo que contó los once días a los Protch. Y ese alguien, que no sabemos quién es aún, será el continuador, el narrador de los sucesos posteriores, al parecer.
¿Quién es este personaje…? Lo sabremos…
Inor
Se me olvidó decir que el "abrazo" del título se corresponde con el gran abrazo de John y Mthandeni al verse después de tantos años...
ResponderEliminarInor
Y también otra cosa importante...que el enfado de Nike con Miguel (final del capítulo anterior)duró poco (penas una semana) y sirvió para que Miguel aprendiera a ser más cauto con sus palabras.
ResponderEliminarInor
Qué bonita descripción hace Nigel de los astros, estrellas y símbolos. No puede dejar a Bruce sin su estrella.
ResponderEliminarLA compra de la casa para que puedan dormir los mendigos y de esa manera y olvidarse del dinero, hace honor Luke, y ya no podrán reprochar, que Luke está con él por dinero.
Los hijos van creciendo y a su vez, los problemas que pueda ocasionar William RAge, pero sabe como solucionar el problema, Protch y Maudi, serán abuelos, sin haber tenido hijos. Qué nobleza.
El reencuentro con su antiguo amor, Jhon se siente dichoso de haber podido verlo de nuevo.
Todo florece, todo marchita, florece cada etapa de la existencia, florece cada sabiduría y cada virtud, todo tiene su tiempo y no dura eternamente. El corazón, a cada llamada de la vida, debe estar presto a la despedida y al recomienzo, entregarse con valor a lo que germina y sin luto a lo marchito, el espíritu del mundo no quiere atarnos ni angostarnos y sí llevarnos a espacios nuevos...
ResponderEliminar...."Ya Paul tiene tres años y medio y Kirsten dos y medio y juegan y corretean entre los árboles y el río", es la primera instantánea del álbum de ayeres y presentes que vamos a leer. Que mejor retrato de este imaginario almanaque que ese corretear, al que se unirán los devenires de otros personajes, otros protagonismos, otra simbología, inicios, adioses. Este capítulo es un fin de ciclo y el comienzo de otro, la voz de Nike dejará de referir, y oiremos otra voz narrar..."Ahora confío el devenir de nuestras vidas a ti. Tú nos debes continuar".
Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis. Vera Lloyd, fue la Fée Verte ('El hada verde'), de ligero sabor anisado con un fondo amargo, la que le puso en sus ojos irrealidades y en querer alcanzarlas fue hacia el vacío, el mismo vacío donde perdió la imaginaria cámara de fotos Enoch. Ya la noche del 30 de marzo nos trajo a Peter, pero la vida nuevamente jugo al escondite y se llevó a quien la vida le dio, Shirley Matts, dos estrellas brillaran en memoria de una madre (Alpheratz) que vertió su sangre por su hijo (Hamal).
Luz, belleza, eso descubrieron John y Miguel, y también dos imposibles olvidos, Granada y Mthandeni, porque el amor no necesita tiempo para florecer o apagarse, en sí mismo se basta, no se pierde, pues todo lo redime, todo lo ordena y todo lo rescata. El acento literario cambia en algunos momentos de la narración, varía en voz del escritor, creador de bellas descripciones: la hermosura del paseo de los tristes, en un tono lírico con dulce acento a Granada. (La más bella puesta de sol del planeta - Bill Clinton.Mirador de San Nicolás).
Lux lucis = Luz de la luz. Nigel cada vez más atrayente como personaje, es protagonista en la simbología y las ciencias ocultas del capítulo, (como siempre una magistral, didáctica y atrayente exposición de cultismo del autor). Nigel es quien asemeja la Trinidad a la pareja de tres, Pareja Sagrada, y en la simbología de los mendigos de la tierra y de la Luz. Párrafo extenso donde se expone una singular, pero no exenta de lógica, teoría que da símbolo de Luz al mendigo que falta: Bruce. El acercamiento de Nigel a los mendigos del Arrabal se refuerza después de una viudez consecuencia del nacimiento de su hijo Peter.
El narrador no quiere ceder su puesto sin resolver situaciones, sabemos el porqué de la enemistad de Olivia y Katie; se resuelve en amistad la relación de Richard y Gerald Rivers; el viaje como cooperante a El Salvador de James y su boda con Rosa de Lima Yucuaiquín; el emocionante momento en el que Evelyn y Loraine se hacen pareja; Enoch y su tristeza, la reflexión de Nike a Protch sobre los mendigos que logran dejar la calle, los que no, los oscuros...etc., un sin fin de etcéteras que son las instantáneas que nos vamos encontrando en este almanaque literario y que otorgan al capítulo diversidad narrativa y una lectura amena.
Cuánto tiempo dura el viaje, y cuan largo es el camino, buscando el rastro en las estrellas, los ojos antes errados ahora ya veían, diciendo: "Aquí estás".Y desbordaba la respuesta: ¡Yo soy!. El más bello final de capítulo imaginable, la necesidad de seguridad para Paul y Kirsten provocada por amenazas de Rage es la que convierten a los Prost en abuelos sin tener hijos, "Bendito seas, Nike. Nadie te va a quitar la calle ni te va a quitar a tus hijos" es el abrazo de Nike al, ahora ya, Herbert. Escenas que emocionan antes de escribirlas y vuelven a emocionar al redactarlas, repitiendo emoción al leerlas. Estamos ante un autor transido por la aventura de afrontar un nuevo paradigma: "Tú nos debes continuar".
Pol