La luz de aquel verano templado, ataviado de primavera, cumplía bien su
función de dar brillo, pero no la de dar calor. Es verdad que la claridad
duraba más horas, pero los rayos no abrigaban y las noches eran gélidas. Por
los ventanales del río, los juncos sí chorreaban guirnaldas de brisa estival
con melindres de verdadera temperatura estacional. Julio era soportable y las
estrellas las bambalinas de un telón luminoso que ponía techo de margaritas
brillantes donde se agazapaba de nuevo el Escorpión.
La luz en los ojos de Paul sí que
alumbraba. Al cabo de varios días de visitas frecuentes al hospital, se le
diagnosticó amaurosis fugaz. Después de mucho ir y venir al Philip Rage, no
sólo ese año, parece ser un problema de la arteria carótida, y ha de sufrir
frecuentes revisiones, pero pasados estos años os puedo decir que puede no ser
grave si no cae en tabaquismo, diabetes o algo así. Podría ser un síntoma de
accidente cerebrovascular, pero Dios no lo quiera, hoy por hoy, no ha tenido
nada.
El primer día no nos acompañó al hospital porque le pilló estando en la
calle, pero Olivia vino con nosotros cada día. Nigel estaría de vacaciones la
segunda quincena de julio y entretanto íbamos diariamente por la tarde, usando
sus dos coches y o Luke o yo conduciendo el Chrysler. Lucy había informado a su
tío de lo que pasaba y Gerald estuvo dudando si ir al hospital o no por no
coincidir con su hermana. Pero mi mujer lo tenía informado y el 11 de julio
fuimos a su casa con Paul. A partir de ese día quise de veras a Gerald Rivers.
Abrazó emocionado a su sobrino y éste como si lo supiera le tiraba besitos con
la mano.
−“Cómo se parece a ti, Lucy. Tiene
la mirada inconfundible de los Rivers, pero afortunadamente, se le ve la
serenidad de los Prancitt. Y cuando quiere a alguien, lo quiere para siempre,
como los Siddeley –no me olvidó-: excelente combinación.”
Unos días antes, el 6 de julio, tuvimos una fiesta inesperada. Vimos
llegar a James Prancitt con el rostro iluminado y con gran alegría se reunió
con todos y nos informó:
−“Hoy he sabido que he aprobado la
edafo –como él le llamaba-. Por fin puedo deciros que he terminado la
universidad.”
−“¿Qué piensas hacer ahora?” –le
preguntó Luke.
−“Éste es un día para celebrar y
todavía no lo tengo pensado. Supongo que opositar y entretanto seguiré
trabajando en la carpintería.”
Un día para celebrar. Y quiso hacerlo junto a nosotros. Afortunadamente
ese 6 de julio se nos había dado bien e incluso cenó con nosotros, con Paul en
sus brazos, mientras nos contaba anécdotas de sus años universitarios y
procuraba incluir en la conversación a Miguel, aun notando la tirantez entre
éste y su hermano.
Pero vuelvo al viernes 11 de julio. Ése fue también el día que comencé a
trabajar en el bar. Samuel estaba informado de qué le ocurría a Paul, y
Anne-Marie, Richard y él acudían a verlo casi cada día. La actitud de Luke
había cambiado y era un placer trabajar con él y notar su amor. En su
desconcierto de aquellos días, había decidido ser lo más tierno posible conmigo
y derrochar su ternura mientras me tuviera pues era para mí un enigma, pero
evidente, que intuía que un día me iba a perder, mas mientras ese día llegaba,
me colmaba de belleza. Decidimos no tentar la suerte y no llamarnos en el bar
“amor mío”. Lo cambiamos por el siempre estremecedor “Compañero”, que a nadie
podía escandalizar. Richard había pasado a ser mi jefe, pero me sonreía cuando
cometía mis escasos errores y ya siempre fue un amigo. Samuel acudió el día 11 a ver cómo le servía su
nuevo camarero. Pareció satisfecho y nos bañó a Luke y a mí, ese día y siempre,
con el agua cálida de su conversación. A los demás miembros del consejo de
administración les costó más adaptarse a las novedades, pero encogían los
hombros, pedían y pronto me consultaban dudas, incluso Walter al final, cuando
al fin se aseguró de que yo sería –no sabía aún lo de Anne-Marie- un rival
menos en su camino a la presidencia.
La noche de ese viernes coincidió también con una de las frecuentes
visitas de Richard. Tenía a Olivia a su costado, y éste miraba al cielo, hasta
que reconoció su estrella y la señaló.
−“Ahí está Deneb.”
−“¿Deneb?” –preguntó Olivia.
−“Deneb, del Cisne, en el triángulo
de verano. Tuve la suerte de que un día Nike me la regalara.”
−“¿Hay una constelación del Cisne,
Richard?” –le siguió inquiriendo.
−“Sí, la hay. Mira, Olivia, es esa
cruz horizontal. Va con las alas desplegadas volando de norte a sur de la vía
láctea. La cabeza es Albireo. La constelación es conocida también como la cruz
del norte.”
Olivia se sintió transportada al pasado, a la vidriera de Hunter’s
Arrows. Años después volvía a ver un cisne en su nueva casa, pero a este no lo
iba a disparar ningún cazador. Planeaba salvaje, seguramente como ella había
volado por la existencia. Emocionada, supo que la vida era vuelo, y ella, de
norte a sur, la había vivido también con las alas desplegadas. Sintió que
pasado y presente eran uno y que un día, quizá, se encontraría dispuesta a
hacer las paces con su hermano. Pero todavía no. Entretanto aquel Cygnus lo
tomó por otro tipo de augurio.
−“Este cisne me está anunciando que
Paul se curará. Su amaurosis será tan fugaz como su vuelo.”
A lo que todos los que estábamos con ella rompimos a llorar. Y en esas
nos encontramos con Nigel. Venía con Shirley.
Nigel… Desde la misma noche del 2 de julio había venido a departir un
rato con nosotros en la hoguera. Era un caballero con la mente remota, pero
constante. Le había emocionado que le robáramos el Ford y el mismo día se lo
devolviéramos, y era conmigo, más que vecino, un amigo de verdad. Desde que la
conoció en el hospital, había estimado mucho a Lucy y se preocupaba por cómo le
fuera su segundo embarazo. Gran amigo de Luke también, lo apreciaba por su
fértil imaginación y su capacidad de memorización, y cuándo Lucy le resumió
cómo había ido surgiendo la idea del Tres, lo vio hijodalgo que se sabe
sacrificar para alcanzar una felicidad enorme que sabía repartir con los que
quería. Notaba que algo le ocurría con Miguel y éste siempre le respondía algo
así como que confiaba en mí, que la señora Oakes le aseguraba “Nike sabrá
hacerle justicia”. Se entendió bien desde el primer momento con John y
conversaban a menudo de asuntos estelares u otros temas mistéricos. Departía
emocionado con Bruce y le aseguraba que, sin conocerlo, había oído estremecido
de su infarto y se alegraba de su recuperación. Con la señora Oakes charlaba
cada día, oyéndola con placer hablar de los motivos de Verôme o de cualquier
cosa que quisiera contarle. Y en verdad quiso a Olivia, a la que conocía de sus
visitas diarias al hospital. Y la quiso mucho más esa noche del 11 de julio.
Estaba llegando cuando la vio emocionarse por el cisne.
Shirley Matts tenía una aureola de candidez no exenta de aguda
penetración de las cosas. Eran, Shirley y Nigel, una combinación perfecta de
entendimiento y mutuo amor fecundo. Venía con el moreno cabello suelto y un
vestido rojo ajustado que armonizaba bien con su sonrisa y su imperceptible
pero incipiente embarazo.
Deduje que su marido le había explicado lo suficiente de mí, porque de
repente dijo:
−“No le llamaré Nicholas. Sé que
prefiere que le llamen Nike. Y así, fíjese, mi marido y usted casi tienen el
mismo nombre.”
Acababan de cenar. Todos tenían con nosotros la misma delicadeza. Ella
venía con Telemachus en los brazos y pasamos la velada hablando de gatos.
Cuando le pregunté cómo iban a llamar a su hijo, me respondió también como lo
haríamos nosotros, la niña o la mujer primero.
−“Si es niña le llamaremos Melissa,
que quiere decir abeja de la miel; si es niño, será Peter, que viene de San
Pedro, roca. Nombres naturales: o una voladora meliflua o una piedra que nos
sostenga. Ya sé que en unos días conoceré a Kirsten o Bruce. Un día podrían
jugar juntos. Pero si son estrellas, mi marido me ha dicho que si es niña, la llamarán
Elased. ¿Y si es niño?”
−“Hemos pensado que lo llamaríamos
Ras Elased Australis, por su nombre completo.” –le aclaró Luke
Verano del año 30. Veladas de luces de hogueras y bombillas estelares.
Shirley venía ocasionalmente, una vez al mes, o menos, según avanzaba su
embarazo, pero Nigel acudía cada noche un rato después de cenar. Aquel fue
también el verano del ajedrez, y Telemachus maullaba especialmente si se movía
la reina blanca, celoso de su majestuoso movimiento por el tablero.
La noche del 13 de julio no fue del todo cálida, pero la voz de Nigel
nos abrigaba con su calor simbólico. Estaba sentado junto a él cuando volvió la
vista hacia mí y me dijo:
−“Supongo, Nike, que ya habrás caído
en algo tan simple: vuestras tiendas están ordenadas según el orden de los
cielos.”
−“No, no he reparado en nada, ¿a qué
te refieres?”
−“Es muy evidente, Nike, pero te lo
explicaré. Ponte en una de esas noches de comienzos de primavera en que se ven
todas. Tras el crepúsculo, se ve en el este irrumpir al Tauro, y la tienda, o
la estrella más occidental de todas las vuestras es Bruce-Aldebarán. Tú
surgiste como lucero del tiempo que estuviste en su tienda. Muy cercana, la
tienda más sureña, Géminis alzado en los hombros de Orión el cazador y
Miguel-Cástor y John-Pólux, juntos y
brillantes. Y aunque ya no se usa, ahí sigue la que fue tu tienda, imperceptible
ahora, como Cáncer, también tu horóscopo. Y si seguimos el orden de las tiendas
y de los cielos, viene a continuación la morada de los leones, ya todos juntos,
con Lucy-Algieba, Luke-Denébola y ahora también Nike-Zosma y por supuesto
Paul-Régulo y dentro de poco Kirsten-Elased o Bruce-Ras Elased Australis, los
cinco al fin. Muy cerca, por supuesto, la abuela, y en su mansión Virgo
iluminada por Olivia-Espiga. Un hueco donde debe de estar Libra, pues todos
sois equilibrio y la última en salir esas noches, la que es la primera, la señora
Oakes-Antares, el Escorpión que ahora podemos contemplar.”
Hacía un año que éramos dueños de estrellas, pero con Nigel las hogueras
se volvían simbólicas y nos colocaba a cada uno en nuestro lugar. Magia y orden
celeste para ocho acólitos del nuevo sacerdote.
Pero aún tendría algo que añadir dos noches después, el día 15. Le
recordé la conversación del orden de los cielos en las tiendas y me dijo:
−“He estado pensando en algo más.
Supongo que aunque ahora no se vea, tendrás presente el dibujo de Leo –se lo
confirmé-. Bien, primero recordarte lo que te dijo Luke un día. Imagínate su
trazado sin Zosma. Es, en verdad, un número dos invertido que mira a poniente.
La constelación no tiene sentido sin ti. Mírala de esta manera. Para que
Denébola y Algieba se encuentren, han de pasar por Régulo, y así ha pasado que
Lucy y Luke han tenido a Paul. Y si sigues las líneas, Zosma y Algieba
desembocan en Elased: Lucy y tú. Pero puedes trazar otra línea de tres y en
realidad Denébola, Zosma y Algieba, Luke, tú y Lucy desembocáis en Ras Elased
Australis.”
El corazón me dio un vuelco al pensar que mi vida estaba escrita en los
cielos. Al menos para Nigel. Le di las gracias por sus símbolos desde lo más
profundo.
Verano calentado por luces de símbolos, más que por ascuas, sortilegio y
bienaventuranzas. Desde entonces, Nigel fue tan constante en las hogueras como
las pilas de leña previas. Año 30 de nuevos basiliscos preparados para morder
junto al río. El día 27, Nike recordó la mordedura que le había cambiado la vida
y fue esa noche cuando Nigel le enseñó a jugar al ajedrez, pero en un jaque
mate no le iba la vida. Tardó seis meses en conseguir ganarle. Pero no así
Olivia, que aprendió en su adolescencia, y que se mostraba, tantos años sin ese
placer, una excelente jugadora. El 30 Nigel estuvo con ellos celebrando el
cumpleaños de los Tres, y Nike aprendió, como otro regalo, la palabra
almucantarates, y supo que eran los círculos menores paralelos al horizonte del
lugar. Recordaba cómo hacía un año había sido mordido otra vez por el amor y la
sorpresa, que todo había ido surgiendo de enamorarse de Luke. Éste hacía el
amor con él apasionadamente, memorizando el cuerpo de Nike por si un día lo
perdía y el otrora Mendigo Rey lo notaba y pensó equivocadamente que Luke pudiera
tener miedo del Vaticinio y no sabía que en realidad temía que le llegara un
día la incomprensión, cuando su amor era sincero. El 2 de agosto Lucy radiaba
en la hoguera más hermosa que nunca, cercana ya a un segundo parto, recordando
que hacía un año había sido alcanzada de nuevo y desde entonces había sangrado
de amor por Nike.
Las mañanas en la Thuban fueron otro aprendizaje sin colmillos. Richard,
Luke y Nike bromeaban a solas o con los otros camareros Oliver y Regina. A
comienzos de agosto, Walter Hope estuvo de vacaciones y las jornadas comenzaron
a ser más llevaderas sin él. Samuel hablaba poco, a veces comentando que Nike
había cambiado de trabajo, pero no de lugar, pero que él dentro de un mes ya no
estaría allí. La que sería presidenta se pasaba por el bar todos los días, y
aunque le costara bromear con Luke, es cierto que cada vez le era más fácil
intimar con él.
Por lo demás, Nike se fijó mentalmente el cuatro de octubre, cuando
llevara un año en la calle, como límite para desfacer el entuerto entre Miguel
y Luke. No podía sufrir ver distantes a quienes tanto se quisieron y mucho
menos saber que en esa separación él tenía algo que ver. Pero los olvidó
momentáneamente la noche del 3 de agosto. Hacía un año que el Mendigo Luminoso
les había repartido estrellas. Ese año la misma noche también había de ser de
regalos. Nigel hablaba con la señora Oakes de los motivos de Verôme. Y todos se
unieron a ellos.
−“Yo creo que anoche me volví loco
–le decía Nigel a la señora Oakes-. Todavía sé muy poco de todo esto, pero
hablando con Shirley después de cenar… bueno, llegué a otra interpretación de
vuestros motivos de Verôme. No me extraña que me cuentes que muchas personas se
han sentido, digamos, invocadas, a esas palabras. Yo creo que son las sefirot.”
−“¿Las sefirot? –preguntó esta-. ¿Qué son?”
−“Es el plural de sefirá, en la Cábala.”
−“¿La Cábala? –pregunté-. ¿De qué
estás hablando, Nigel?
−“La Cábala es una escuela de
interpretación esotérica de la Torá judía. Se busca un sentido oculto de los
mensajes de la Biblia.”
−“Mi padre me habló alguna vez de la
Cábala –intervino Luke-, pero había sido sacerdote católico y no lo creía
mucho.”
−“No había pasado entonces del
macroposopos al microposopos.”
−“Nigel –rió Lucy-, somos personas
sencillas. ¿Hasta dónde crees que podemos abarcar?”
−“Rostro mayor y rostro menor
respectivamente, en griego. Mirad, el macroposopos es lo potencial y el
microposopos es lo actual. Se pasa de lo que puede ser a lo que ahora es. Entre
los dos está situado Tehom, el abismo. Pero dejemos esto. Yo quería hablaros de
las sefirot y vuestros motivos de
Verôme. Las sefirot, numeraciones,
las diez emanaciones de Dios a través de las cuales se creó el mundo.”
−“Veamos.” –repuso John, bastante
interesado.
−“Veamos –siguió diciendo Nigel. Era
de estimar que lejos de considerarnos analfabetos, como tantos otros, nos
creyera capaces de comprenderlo-. La primera sefirá es Kéter, la Corona, la inteligencia oculta, la luz que da
el poder de comprensión del primer principio, que no tiene comienzo. Para
vosotros no hay poder de comprensión sin pasar por la Penumbra, o la creadora
Libertad, de la que surge todo. Y eres tú, señora Oakes, la primera emanación
tras la cual han llegado los demás. La segunda es Jojmá, la Sabiduría. Vaya,
vaya, parece que vuestro tercer motivo de Verôme se adelanta. Es la
inteligencia iluminadora. Pero ¿hay algo que resplandezca tanto en el
aprendizaje como el Horror? Incluso el Hambre es buena maestra.”
−“O sea, que si te voy siguiendo
bien, mi vida se iluminó cuando conocí a Olivia.” –lo interrumpió la señora
Oakes.
−“Así es –le sonrió-. En tercer
lugar viene Biná, el Entendimiento. Bueno, ahí llega al fin vuestra Sabiduría.
Crea la fe, y quizá ésta no llegue sin Frío. Entre sus títulos, se la conoce
también como Aima, madre fértil brillante. Y esa eres tú, sin duda, Lucy. La
cuarta es Jesed, la Misericordia. Yo la llamaría Dignidad. Pero lo mejor de
vosotros es que me habéis enseñado la otra faz: es digno quien está rodeado de
Escasez. De ella emanan las virtudes espirituales. No es de extrañar que de
ella emerja el “mendigo rico”, Bruce – lo miró sonriente.”
−“Me haces sentir importante, Nigel.
Ahora tendré que aprender la palabra Jesed. No valgo mucho, pero gracias.”
−“La quinta es Gevurá, la Valentía.
Esto ya anuncia vuestro motivo de Verôme: Grandeza, pero vosotros habéis
hallado su opuesto y no hay Grandeza sin Tentación. ¿Estás de acuerdo, Miguel?”
−“Desde luego mi camino está
compuesto de ambas y quizá también de su doble faz –añadió mirando a Luke-: la
Traición.”
−“La sexta es Tiferet, la Belleza.
Siempre has tenido razón, señora Oakes al pensar que el sexto y el séptimo
signo son intercambiables, por tanto ahora le toca a Luke. Es la inteligencia
mediadora y es una visión de la armonía de las cosas. Es también un dios
sacrificado. La armonía surge de mezclar la Belleza de las emanaciones de Dios,
con la Suciedad con que la manchan los hombres. Pero ambas son necesarias.”
−“A continuación viene Netsaj, la
Eternidad, y fijaos lo que se dice de ella: es la inteligencia oculta porque es
el esplendor refulgente de las virtudes intelectuales. Está claro, ¿no?: La
Claridad, que si se oculta se transforma en Exclusión. Esas virtudes
intelectuales están presentes sobradamente en ti, John.”
−“Gracias por este regalo, Nigel. Te
respondería como Bruce. Eres generoso: ahora tendré que aprender la palabra
Netsaj.”
−“Vuestros motivos de Verôme se
agotan, pero no las sefirot. Luego
veremos que se puede hacer. Al fin llegamos a Nike: Hod, la Majestuosidad. ¿No
es la Conmoción? Pero nada indica en las sefirot
que su opuesto sea la Vergüenza, pues Nike no la ha conocido. Mas vuestras
palabras re-interpretan el mundo.”
−“He aquí que vuestros motivos de
Verôme concluyen. Pero las sefirot
son diez. Algunos empiezas de nuevo con la Dáat, la undécima, podríamos decir.
Siempre has creído, señora Oakes, que los motivos de Verôme eran once, pero has
creído en más cosas. Desde que lo conociste, intuiste que Nike es capaz de ver
lo que a ti te falta –me sobresalté. Por entonces ya le había contado toda mi
historia hasta el 2 de julio, que lo conocí. Se volvió hacia mí-: retrocedamos,
Nike, a la mañana del 20 de noviembre. Habías dormido con tu marido por primera
vez e ibas a pasar la primera noche de amor con tu mujer ese día y plantar la
semilla de vuestro segundo hijo, y te dirigías al funeral de Norman Wrathfall.
Hablasteis los Tres un rato y te pusiste en marcha. Y me lo referiste así:
“hablamos algo más en esa mañana iluminada de amor y creación. Pero en medio de
ellos aguardaba la muerte como congoja”. Ahí tienes, señora Oakes, en las
palabras de Nike, los tres motivos de Verôme que te faltan: Amor, Muerte y
Creación. Has supuesto que hay un don que está en todos, que de todos ellos
nace y que puede ser el noveno signo: Reconocimiento de la Aceptación o Amor.
Veámoslo con las sefirot. Novena es
Yesod, el Fundamento. Es la inteligencia pura. Corrige el diseño de las
representaciones de las emanaciones, o sea está en todas y como vuestro
Universo también se rectifica. Décima es Maljut, el Reino. Todo se ha cumplido,
es decir, la Muerte. Y al fin viene, para muchos, Dáat, el Conocimiento, porque
la muerte no es el fin de todo. Quizá en los tres signos que te faltaban sea
posible crear. Es confianza en el futuro. Ya no se trata de recrear; ya puedes
crear. Once al fin.”
−“Eres extraordinario, Nigel. Sí,
creo que toda la vida he estado viendo, sin conocerlas, las primeras sefirot. Y ya no me voy a morir, gracias
a ti, sin saber las tres últimas. Intuí al conocer a Nike, que con él
aprendería el nombre de las que me faltaban. Y me gusta también saber que no
estoy loca: motivos de Verôme o sefirot.
Muchos los hemos sentido.”
Fue un verano de espejos brillantes, luces claras y rayos ornamentales,
pero los árboles no eran lupas y los días pasaban sin quemar. Sólo hubo un día
de verdadero estío esos meses. Fue otra vez el 6 de agosto. Luke y Nike habían
intuido que sería de nuevo el mismo día y desde hacía muchas jornadas pasaban
hambre por no dejar a Lucy sola. Esta vez sí estuvo James allí, pues una vez
aparcados los estudios, quiso venir cada día esperando el segundo advenimiento,
que no quería perderse. Nike recordaba que había estado presente en el primer
parto, sabiendo que se jugaba algo, ignorante de que estaba viendo nacer a su
hijo. Lucy quería también parir en la calle y, por si acaso, Nigel Matts, ahora
sí, de vacaciones, también estuvo presente con la promesa de llevar a Lucy al
hospital si realmente lo necesitaba. Estuvo allí y vio nacer al segundo hijo de
su estimado Tres.
A la misma hora que un año antes, Lucy dio un grito y a la tienda
acudieron su madre y la señora Oakes, y entraron también Luke y Nike, mientras
los demás aguardaban nerviosos afuera. Los padres no sabían qué hacer, pero
fueron testigos del segundo prodigio. Ya se veía la cabeza y sin notarlo
comenzaron a llorar estremecidos. Al saber quién había llegado, Nike salió y
anunció a todos, como Luke, un año atrás:
−“Ha venido Kirsten.”
Y Bruce, lejos de apenarse por no haber llegado su copia, abrazó
intensamente a Nike. Éste volvió a la tienda justo para notar cómo Olivia
sostenía a la emperatriz realmente bañada en lágrimas. Se reencontraba al fin
con Kirsten tantos años después. Pero no olvidó a Paul, que también se hallaba
en la tienda, en los brazos de Luke. Y Olivia consiguió que le tirase besitos a
su hermana.
−“Mírala, Paul, sé que os vais a
querer mucho.”
Nunca había dado un beso de amor tan fuerte como el que le dio Nike a
Luke en ese instante.
−“Mira a tu hija, amor mío. Tu
voluntad ha hecho que ya seamos cinco. Y nuestra emperatriz ha surgido de tu
belleza.”
Lucy sonreía de felicidad viendo cómo se amaban los dos hombres de su
vida. Sabía que le quedaba por recorrer con ellos todo el camino.
Ese día Luke y Miguel hicieron una tregua, y al sostener a Kirsten, el
segundo dijo:
−“Felicidades, Luke. Que la vida os
colme de felicidad. Os la merecéis.”
−“Gracias, Miguel. Así será, gracias
a la belleza que nos aportan también todos nuestros compañeros.”
Al día siguiente volverían a estar distantes, pero el 6 de agosto no
hubo balas errantes y entre los dos compañeros sólo aletearon luciérnagas.
−He aquí al fin a toda mi familia:
Lucy, mi mujer; Luke, mi marido; y mis dos hijos, Paul y Kirsten. Imposible
describiros qué palabras o lágrimas le dedicaron Samuel, Anne-Marie y tu primo
Rich, Protch, a la emperatriz.
−El pequeño rey, la emperatriz…
serás abuelo sin haber tenido hijos –me dijo Protch-. Cómo me gustaría
conocerlos, darles besos y abrazos, quererlos, educarlos, reír o llorar con
ellos.
−Ser dos abuelos más y conocer a tus
parejas, Nike. Te queremos tanto como a un hijo. Déjame llorar –concluyó
Maudie.
−Los conoceréis, os lo prometo.
Igual que los conoció su tío Gerald. El mismo 6 de agosto, entre lágrimas y
regocijos, vino de repente Olivia a hablar conmigo y me dijo que su hermano
también había llorado a Kirsten y era hora de que la reencontrara, que se
alegraba de que Lucy, Luke y yo estuviéramos en contacto con él. Y el 7 de
agosto la conoció. Me enterneció su mirada lacrimosa y cómo la abrazó. “Te
vuelvo a ver, Kirsten, en una nueva forma. Dando tumbos, la vida ha sido
generosa conmigo al final. Yo te ayudaré a caminar, emperatriz. Tu tío Gerald
te ha de respetar en cualquier camino que elijas en la vida”. Así que claro que
podéis ser sus abuelos, queridos Protch. Pronto los conoceréis.
−“Ven, Nike. Ya llegamos al fin
–habíamos subido a la Colina de los Caballeros y nos hallábamos Luke y yo junto
a aquel olmo estremecedor-. Añade tu nombre.”
Pinté mi nombre en aquel corazón donde otrora había leído Lucy y Luke.
En la parte de abajo escribí un sencillo Nike, uní las tres líneas y dibujé
otra flecha: Kirsten Prancitt- Rivers. Esta vez fue más fácil inscribirla con
los apellidos de su hermano. Pero allí en la Colina de los Caballeros, podéis
ver los cinco nombres y en días de calor veréis en la colina brillar, adornos
regios, los rayos de oro esmaltados para una emperatriz entre los olmos.
Cumplido el sueño de ser 5.
ResponderEliminarSiguen creciendo los lazos amistosos con Richard, Nigel y Shirley (por parte de todos) y con Gerard por parte de Nike y del Tres especialmente. James termina en la universidad. El 11 de Julio, Nike empieza a trabajar con Richard y Luke.
ResponderEliminarUna noche, Nigel les habla de los sefirots y los relaciona con cada uno de ellos y con la colocación de las tiendas en el campamento, algo de lo que ni el mismo Nike se había percatado…
A la misma hora que un año antes, Lucy da a luz a Kirsten, la emperatriz… Nike y Luke vuelven al olmo donde Lucy grabó su nombre y Nike talla en el tronco el nombre de su hija. .
Inor
La vida se vive y no se define. Y vida es lo que se lee en este capítulo, es lo que va sucediendo paso a paso a los protagonistas, relatar el transitar del tiempo nunca fue fácil, darle matices, buscar relaciones y revestirlas en una temporalidad de sucesos sin por ello alejarse del lirismo, no es una tarea baladí, y mas si lo que se quiere conseguir es narrar y no un mero resumen de circunstancias; narrativa que es ampliamente cumplida en el capítulo, que muestra el devenir de los personajes en diferentes escenas cotidianas enlazadas en el discurso.
ResponderEliminarAsí de estas escenas mencionar el acercamiento de la familia de cuatro a Gerald Rivers, tío de Lucy, en la que destaca un emotivo preciosismo, anticipo del momento de ternura que al final del capítulo se produce justamente por su repetición, "Paul...le tiraba besitos con la mano". Festejar el término de la universidad de James Prancitt. Deneb la estrella de Richard, emociona a Olivia el recordar la vidriera de Hunter’s Arrows, esta visita de la memoria al presente conmueve al acercamiento a su hermano y la necesaria creencia de que Paul se curará. Luke y Nike pactan llamarse compañero en público, la prudencia hace evitar el "amor mío".
Nigel se va afianzando mas entre los mendigos, ya es mas que un vecino, se muestra comprensivo, perspicaz, solicito, hermanado en inquietudes, la comunión con los mendigos se va forjando, también su mujer corresponde en esos afectos mutuos, Shirley Matts intuitiva y sensible sabe acercarse a la vecindad del Arrabal. Con Nigel además llegó la sabiduría del simbolismo, la magia y el orden celeste, y una nueva liturgia impartida en las hogueras para los ocho feligreses de este nuevo oficiante. Así, iluminó a Nike sobre el equilibrio que corresponde a la posición de cada tienda con el Mapa celeste, explicándole además su necesaria pertenencia en el dibujo de Leo, cuyas intersecciones son un necesario concurso para configurar la constelación de los cinco.
Hay que reconocer el cultismo del autor, que por momentos llega a erudición, en la creación de simbolismos y sus correspondencias, a través de Nigel, se nos plasma la similitud entre los motivos de Verôme y las Sefirot, recordemos la frase "hablamos algo más en esa mañana iluminada de amor y creación. Pero en medio de ellos aguardaba la muerte como congoja", que amplia a once los motivos de Verôme (Amor, Muerte y Creacion), en su discurso Nigel da explicación a las similitudes de cada mendigo, sus motivos, y al cabalismo Sefirot. La Sra. Oakes encomia los conocimientos de un sabio, docto, y pensador Nigel, su igual en estas ciencias. Otra vez volvemos a ser sorprendidos en la docencia que el autor imparte en el relato, se le nota cómodo, entregado en el discurso, lo que da un resultado ameno e interesante, una carga de simbolismo que como piezas de un puzzle el lector va colocando a medida de su lectura, formando un mosaico cuya imagen escondida al final se revela y queda fijada en la retina comprensiva del leyente. Otro bravo para el autor y su docta e impagable generosidad.
El corazón se inquieta, no olvida que un sentimiento antiguo forja nuevos sentimientos, porque fuiste y serás Elased y ahora también Kirsten, y ataras corazones con lazos de alegría infinita, cuando se te conoce nadie se siente extranjero, ninguna puerta esta cerrada, solo hay un deseo: que no se pierda nunca esta felicidad de haber encontrado lo único en este juego de lo diverso.
Y Kirsten llegó, sí, porque fue Kirsten, y trajo felicidad, alegría y besos, besos entre los mendigos y grandes besos de sus padres cuyos corazones parecían romperse de orgullo, hasta trajo tregua en el resquemor entre Miguel y Luke. Y al final, de las tres raíces, había crecido un tronco, recio de amor, al que le nacieron dos ramas, y estas darán su provecho, el fruto de la tierra que transita ya por la savia de la vida hacia sus dos ramificaciones en busca del cielo y del futuro.
"Paul...le tiraba besitos con la mano".
Pol